La condesa en su castillo, la contempla con su mirada fría, para que sus seguidores entren en acción. Es preciso tocar algunas piedras preciosas de su collar, esta responde inmediatamente con horribles sonidos mecánicos y muy lentamente alza sus blancos brazos para que se cierren en perfecto abrazo sobre lo que esté enfrente de ella, en este caso una muchacha, la autómata la abraza y ya nadie podrá desanudar el cuerpo vivo del cuerpo de hierro, ambos iguales en belleza .
Entre la vanidad y la belleza, el sueño eterno de la juventud arrasa con la vida de todo aquél que se niega a ser consumido por los años.
Erzsebet, también conocida como La Condesa Sangrienta, nació en el antiguo Reino Thais, en el seno de una de las familias más antiguas y adineradas de Thais.
Erzsebet empezó a encontrarse sola en su hogar, ya que el Conde tenía que acudir al campo de batalla. En ese momento, la Condesa se empieza a interesar por el mundo del esoterismo y se rodea de una corte de brujas y hechieras.
Así, Erzsebet pone en práctica algunas de las técnicas de torturas preferidas por su esposo como introducir pequeñas agujas debajo de las uñas de sus sirvientas, dar llaves o monedas calientes para quemar las manos de las doncellas o tirarlas a la nieve para después echarles agua fría para verlas morir congeladas.
La Condesa Erzsebet se queda viuda con cuatro hijos, entre ellos el actual Rey de Thais, Tibianus. Su esposo muere de una enfermedad durante una de las batallas. Este hecho marcó el inicio de las atrocidades que cometió, cuando su crueldad se une con su nuevo interés por el sadismo.
De esta manera, Erzsebet echa del castillo a su suegra Úrsula. Luego, mandó a encerrar en los sótanos a las sirvientas que trabajaban para la familia de su ex esposo para castigarles.
Por ello, le sugirió darse baños de sangre, ya que era la mejor forma para que conservara la hermosura por tiempo indefinido.
¿Qué la llevo a hacer esto? Un día una joven estaba peinando a la Condesa y le dio un tirón en el cabello. En un ataque de rabia, la noble le dio una bofetada y la sangre de la doncella salpico su mano.
Al quedar convencida de que el tramo de su piel donde había caído la sangre se veía más joven y saludable, Erzsebet mandó a asesinar a la joven muchacha y pidió tomar un baño con su sangre.
Muchos cuerpos se ocultaron de forma insensata en silos de grano, campos cercanos, jardines y ríos cercanos al castillo. Este tipo de acontecimientos levantaron sospechas en el Reino, pero el escape de una de las victimas antes de ser asesinada permitió que las autoridades religiosas se enterasen de lo que estaba ocurriendo.
La Condesa Erzsebet fue condenada a cadena perpetua en confinamiento solitario por el Rey Habsburgo, pero fue emparedada en el castillo donde solo tenía una diminuta abertura por la que le pasaban comida y agua. Murió cuatro años más tarde.