En algún lugar de las Islas Meriana una criatura maldita se escondía, entre todos los monstruos que habitaban en las pesadillas de los habitantes de las Islas Meriana, este era uno más de los temidos.
Iralia, era el nombre de Medusa y se caracterizaba por su impresionante belleza, era una las mujeres más hermosas que existían en las Islas Meriana. Iralia nació de la unión de dos deidades marinas, y creció como una niña normal. Iralia creció y se volvió aún más hermosa cada día y encantadora. Los encantos de Iralia hicieron de los jovenes un blanco fácil, entre ellos Stephan, declarando su amor por medusa.
Iralia amaba a Stephan, pero soñaba con convertirse en una sacerdotisa de las Islas Merianas y por lo tanto no podía ceder a las tentaciones del amor.
De los aprendices del templo, se requerían de una conducta ejemplar y una disciplina estricta, ya que todos sus actos se podían reflejar en la reputación de la Diosa.
Uno de los principales requisitos para convertirse en sacerdotisa de las Islas Meriana era la pureza absoluta, iban a reflejarse en las Islas Merianas.
Iralia, se convirtió en la sacerdotisa perfecta, demasiado perfecta. Cada acto realizado por ella cada vez atraía a más seguidores, estaban encantados con la forma en la que Iralia realizaba sus actividades.
Medusa poseía un hermoso cabello volador, con sus movimientos practicamente hipnotizaba a quienes la contemplaban. Un hombre se atrevió a decir que Iralia, era muchísimo más hermosa que la Diosa Atheas, la Diosa desde su templo observó toda esa conmoción que estaba sucediendo en uno de sus templos y se dio cuenta que ninguno de ellos estaban para glorificarla, sino que estaban ahí para obserbar a Iralia.
Atheas se contuvo de tomar acciones sobre ellos, ya que desviaban su adoración para admirar a Iralia. La Diosa sabiendo que esto no era correcto, la sacerdotisa no tenia la culpa ya que sólo hacía su trabajo de la mejor manera posible.
Desde otro lugar de las Islas Meriana, el Dios Arzetus observó la inquietud de la Diosa. Arzetus y Atheas, mantenían una rivalidad ya que se discutía por unos territorios de las Islas Meriana, siendo Atheas la ganadora de esa disputa y cambiando el nombre de las Islas Merianas a Islas Atheas.
Arzetus aceptó la derrota y esperaba el momento indicado para vengarse y se dio cuenta que Atheas tenía la atención sobre su más gentil sacerdotisa y decidió que esa hermosa sacerdotisa sería el instrumento para su venganza.
Arzetus planeó empañar la reputación de Atheas al llegar a sus seguidores más ejemplares.
Iralia seguía su vida normalmente, sin saber que estaba siendo vigilada por Arzetus. Iralia caminaba por el mar y se asechandola, vio entre las rocas al Dios de los mares y Arzetus usó su encanto para seducir a la sacerdotisa de Atheas, pero Iralia incluso deslumbrada por todo su esplendor no olvidó sus votos.
Arzetus se negó a ser rechazado y despertando su furia, cometiendo fechorias con Iralia en uno de los templos de Atheas. Arzetus abandonó el templo, satisfecho por su venganza que había planeado, además de haber corrompido a la mejor sacerdotisa de Atheas, también degradó su amado templo que la Diosa adoraba tanto por su pureza.
Iralia, para no herir a nadie más, escapó. Mientras Iralia huía algunos habitantes la vieron y fueron a contarle a los demás sobre aquella horrorosa criatura de cabello de serpiente y se formó un grupo para cazar a Iralia, quien ahora era llamada Medusa. Este grupo de hombres fueron encontrados después patrificados.
Medusa no tenía intenciones de dañar a nadie, sólo se defendía de los ataques, pero Atheas al enterarse de lo ocurrido hacía sus habitantes, pidió su cabeza y llamó a sus más valientes guerreros, entre ellos, un hombre llamado Herseo, que hacía lo que fuera necesario para llamar la atención de Atheas, fue en búsqueda de Medusa, con su armadura resplandeciente la vio a lo lejos y se acercó sigilosamente, Medusa al darte cuenta volteó para defenderse, pero fue demasiado tarde, Herseo cortó su cabeza.
Como muestra de amor hacía Atheas, Herseo hizo para ella una varita con la cabeza de Medusa, siendo ahora una de las más poderosas ya que a pesar de ser cortada, el poder de Medusa se mantiene en su cabeza. Atheas usa su varita de Medusa para convertir en piedra a aquellos que deseen irrumpir sus templos.
Medusa fue marginada y tratada como una criatura maldita, cuando realmente ella había sido la victima de las injusticias de Atheas y de Arzetus.