De nubes y polvo de hadas Una amistad mágica

Este FanFic fue escrito por Mikhelle. 

Misión no cumplida
Todo empezó con una pequeña Luna libre, viajando por todo Tibia, disfrutando de su nueva libertad cuando escucho la voz de Vanys en su mente. Ella decidio hacerle una visita para ver como estaba, ya que nada de lo que escuchaba era claro, pero su angustia si.
-¡Ya era hora! – exclamó Vanys al verla- ¡No sabía cómo localizarte! Mi querido amigo necesitamos tanto tu ayuda – dijo – La barrera entre Feyrist y Roshamuul se está debilitando de nuevo, monstruos de la oscuridad están cruzando la frontera y secuestrando hadas… Están reuniendo fuerzas y magia… Si lo consiguen, y Feyrist cae, las Cortes de los Sueños les seguirán….
Luna asintió, Vanys sabía que siempre podría contar con ella. «Tienes que ir a Feyrist y hablar con la Reina Aylie, dile que te he enviado en su ayuda… ¡Oh! Y no olvides llevarte esto» dijo Vanys y le entregó a Luna un talismán del Sueño «potenciará tu magia y te protegerá». Luna salió de la Corte de Verano en dirección a Feyrist, y a su paso se dio cuenta de que la gente miraba su talismán del sueño con curiosidad. Cuando llegó a la sala del trono de la reina Aylie, un fauno llamado Taegen le preguntó por sus asuntos.

-Soy Luna. Vanys me pidió que ayudara a la reina Aylie a restaurar la barrera mágica y salvar a Feyrist -exclamó Luna con seguridad. Taegen abrió los ojos angustiado, le tapó el hocico y tiró de ella hacia la sala del trono. Luna estaba confundida.
-Su Alteza Real -Taegen a la Reina Aylie frente a la corte- Permítame presentarle al caballo con cuernos que Vanys envió…
Luna no daba crédito a lo que oía, «¿caballo con cuernos?» se preguntó, «¿cómo es que no sabía lo que era un Unicornio?». La reina Aylie miró a Luna sin diversión e hizo una señal para que se acercara. Luna no respondió a tal humillación y permaneció en su sitio. La reina Aylie sonrió y le ordenó: «Acércate, caballo cornudo, y cuéntame qué te trae por aquí».

La indignación de Luna se disparó y replicó
– ¡Un caballo con un cuerno brillante no es un unicornio! Y eso es lo que soy. Estoy hecha de magia élfica y de sueños. ¡No deberías tratar así a tu salvadora! – Luna alzó la voz, furiosa. Aylie la miró inalterable, pero claramente no contenta, ya que el circo estaba siendo presenciado por su corte.
-Has venido a mis tierras y me has insultado alzando tu chillona voz en mi presencia. No te inclinaste, no te dirigiste a mí correctamente, y luego te haces llamar nuestro salvador. ¿Por qué iba a perdonarte la vida cuando habías insultado a tu Reina? – preguntó Aylie.
Luna no podía creer que aquella extraña se llamara a sí misma «su Reina». Le explicó que ella también era Reina, que era Reina de las nubes y de los cielos, a lo que Aylie se rió. «Por favor, acláreme cuáles son los límites de este reino del que usted es su Reina» preguntó Aylie burlona. «Mi Reino no tiene límites, de todo lo que hay sobre tu cabeza soy Reina. He dormido en las nubes y surcado los cielos; lo entenderías si pudieras volar…» Luna replicó, y el rostro de la Reina Aylie palideció, toda la corte se quedó en silencio solo esperando la respuesta de la Reina, pero cuando se levantaba de su trono para entrar en acción, un exaltado Vanys irrumpió en la sala.

  1. Alianzas inesperadas

-Su Alteza Real -exclamó Vanys mientras se inclinaba-, esta es mi enviada, Luna. Les agradecería mucho que, con toda su gracia, nos concederías un momento de intimidad a los tres… -Aylie asintió y despidió a la corte- Debería haber venido yo mismo, pero estaba muy ocupado.

-Se hizo llamar salvadora delante de mi corte, querido Vanys, faltó al respeto a mi autoridad. Si tu enviada está cuestionando mi posición, no hay mucho que podamos hacer, y menos en tiempos como estos en los que la causa a combatir es de la máxima discreción… -le dijo la reina Aylie a Vanys, a lo que este asintió.

-Me disculpo en su nombre -Vanys miró a Luna decepcionado- Pero a medida que la barrera se debilita también lo hace tu magia. Unir tu poder con el de Luna daría como resultado un equipo imparable, y confío en que esta vez la amenaza termine para siempre.

Luna y Aylie suspiraron entre sí al darse cuenta de que no había otra opción que formar equipo. Aylie les pidió que la siguieran a su sala de reuniones, tenía una larga mesa en el centro que estaba cubierta de documentos y papiros. Vanys comenzó a leer algunos de los documentos y le preguntó a Aylie si tenían alguna pista sobre las hadas desaparecidas a lo que ella respondió negativamente. Luna estaba inspeccionando la habitación y, al mirar hacia arriba, se dio cuenta de que el techo estaba hecho de ramas de árbol floridas que colgaban. Un polvo rosa chispeante flotaba en el aire y, al acercarse a la nariz de Luna, ésta estornudó. «Lo siento» dijo, mientras Aylie y Vanys la miraban por un segundo y volvían a concentrarse en sus asuntos.

Si me permite hablar claro -preguntó Vanys, a lo que Aylie asintió -Estas criaturas de la oscuridad se esconden, y si algo aprendimos de la última guerra que libramos, son los lugares donde solían esconderse. No sé si te has planteado buscar en las cuevas que hay bajo los prados…

-No sabemos qué podríamos encontrar allí, la última vez la mayoría de los rescatadores no volvieron, y las hadas liberadas murieron al cabo de un par de días. Nuestra magia es débil en los túneles, si vamos, puede que no volvamos -respondió Aylie.

-Esta vez tienes a Luna -dijo Vanys mientras Luna estornudaba de nuevo en el fondo. Puso los ojos en blanco -ella posee una fuerte magia élfica, de las Cortes de los Sueños, y llevará el talismán de los sueños, que las fortalecerá a las dos… Eres la elementalista más fuerte de Tibia, pero para que esta misión tenga éxito, tu poder por sí solo no bastará… ambas nacesitarán confiar la una en la otra, y en ustedes mismas, como hacemos todas.

Vanys miró a ambos, y asintieron con la cabeza. Todo dicho, hizo una reverencia en señal de respeto y se dispuso a salir de la habitación cuando volvió a escuchar un estornudo y miró a Luna «cuidado con el polvo de hadas», y tras esas palabras, se marchó.

Aylie recogió sus cosas y se acercó a Luna con una silla de montar. «¿Qué crees que estás haciendo?» Preguntó Luna sorprendida «¡¡¡No soy tu poni!!!» y retrocedió. Aylie puso los ojos en blanco y volvió a dejar la montura en el suelo, «bien, nos vamos ahora antes de que oscurezca» dijo Aylie y ambas salieron del castillo.

Caminaron por los prados floridos, mientras el sol se escondía hasta que llegaron a la entrada de una gruta. Aylie ató una cuerda y le preguntó a Luna si quería descender primero, pero ella se negó. El ambiente era lúgubre y Luna se puso ansiosa al ver a Aylie descender por la caverna. Una vez que llegó al agujero, Aylie tiró de la cuerda dos veces como señal para que Luna la siguiera, pero ¿cómo usaría un unicornio una cuerda? Luna decidió usar su magia para descender sobre una nube, pero por más que lo intentaba, lo único que veía era oscuridad. Aylie volvió a tirar de la cuerda, y Luna empezó a entrar en pánico «Mi magia no funciona» le dijo a Aylie.

-Necesitas relajarte. Es la primera vez que te enfrentas a la oscuridad. Sólo cierra los ojos y respira, piensa en algo que te traiga alegría, lucha contra los pensamientos negativos que viven en tu cabeza, y sólo recuerda que eres capaz, eres fuerte y eres libre -dijo Aylie.

Esa palabra despertó la confianza de Luna en sí misma, e intentó una vez más usar su magia, esta vez, pensando en lo feliz que era en las nubes. Llamó a una nube desde el botón de su corazón y ésta acudió en su ayuda.

Luna saltó y descendió por la cueva, y a medida que se acercaba, la tenue luz del exterior se hizo cada vez más escasa, y cuando sus pezuñas tocaron el suelo, se dio cuenta de que estaba rodeada de oscuridad… y de sus criaturas.

Embrujada

Luna abrió los ojos al ver su reflejo; todo era un sueño. Volvió a los establos y oyó que Palomino la llamaba: «Juna querida, tienes visita» mientras señalaba a un niño que saltaba emocionado. «Otro día, otra moneda de oro», pensó. Sólo quería volver a dormir y soñar de nuevo con aquella vez que fue un unicornio, con un hermoso pelaje púrpura, con una cola tan esponjosa… «Luna» oyó que alguien la llamaba. «¿Soy yo?» Se preguntó a sí misma, pero entonces recordó que sólo era un poni llamada Juna. Caminó hacia el niño y escuchó a Palomino decir «Juna es mi poni favorito, la cuidé desde que era un potrillo. Sé amable con ella y un día puede que te lleve a los cielos» Palomino le guiñó un ojo. Luna puso los ojos en blanco y miró al chico, algo no encajaba. A medida que se acercaba, la sensación de inquietud aumentaba… «Luna» oyó que alguien la llamaba, así que se detuvo. Miró a Palomino confundida. «¿Qué pasa, cariño? El pequeño Jimmy ha venido desde Greenshore sólo para montarte» dijo Palomino mientras le tendía la mano a Luna, pero ella empezó a retroceder, oyendo los ecos de una voz que la llamaba «Luna» una y otra vez. El chico caminó hacia ella y le susurró «Vuelve a dormir». ¿No quería dar una vuelta?…

 

«Luna», volvió a oír, seguida de un rayo de luz que la cegó y la despertó de la pesadilla. Frente a ella estaba Aylie, agitando su bastón en círculos, emanando una luz tan brillante que derretía a las criaturas nocturnas que se acercaban a ellas. Vio a los boogies canturreando «vuelve a dormir», y sintió de inmediato una inmensa somnolencia, un letargo. Miró la cara de Aylie, con los ojos muy abiertos, totalmente blancos, como si estuviera poseída por algo… «¿Estaba atrapada en una pesadilla?». Se preguntó a sí misma. «Aylie», la llamó Luna y tiró de su túnica, pero Aylie la ignoró y siguió emanando magia, debilitándose por segundos. Entonces Luna lo vio: Aylie llevaba el talismán de los sueños, que brillaba como nunca lo había hecho.

Los boogies se iban derritiendo a medida que intentaban alcanzarla, uno a uno, y en su último aliento seguían canturreando «vuelve a dormir».

Luna, confusa, miró a su alrededor, y cuando su vista se cruzó con la mochila de Aylie, gateó para cogerla e inspeccionar su interior en busca de algo que pudiera ayudarles. Era como si la bolsa no tuviera fondo y uno pudiera ahogarse en ella, y ella inspeccionaba una cosa tras otra mientras las fuerzas de Aylie seguían menguando.

-Interesante, esto podría ser útil -dijo Luna mientras sostenía un cristal de enfoque. Lo lanzó hacia arriba, reunió fuerzas y cargó su cuerno en su dirección para romperlo en mil pedazos. Una luz verde llenó la sala, y al verse completamente rodeada de boogies que se abalanzaban sobre ellos, Aylie volvió.

– «Exevo Gran Mas Frigo» – lanzó Aylie.

Una furiosa ventisca emanó de su bastón y todos los boogies se congelaron y se estrellaron al caer. Sólo quedaron pequeños trozos helados. Una debilitada Aylie cayó al suelo, temblorosa, sufriendo ella misma el eterno invierno que proyectaba. Luna la cubrió para darle calor mientras ambas se acurrucaban y esperaban a que pasaran los efectos del hechizo para recuperar fuerzas.
-¿De qué fue tan difícil volver? – Preguntó Luna somnolienta, refiriéndose a la pesadilla de Aylie.
-¿No eres entrometida? – Aylie sonrió satisfecha y se esforzó por alcanzar su mochila. Extrajo una poción de maná y se la bebió -Necesitamos rescatar a mis hermanas… «Exura sio Luna» -lanzó mientras tocaba las heridas de Luna.
-Solo me pregunto… porque estabas completamente ida… toda zombie…
-Luna… los boogies se alimentan de tus pesadillas y las pesadillas de tu magia… La próxima vez no nos alcanzarán antes de que nuestra magia les alcance a ellos -explicó Aylie mientras se levantaba débilmente del suelo -Y sobre mi sueño… Algunas cosas es mejor mantenerlas olvidadas….
Luna asintió y reunió fuerzas para secundar a Aylie. Continuaron su camino, cojeando y sujetándose a las paredes cavernosas, intentando equilibrarse en el suelo resbaladizo y pasar desapercibidas, hasta que… Luna estornudó. El eco del estornudo resonó en toda la cueva, y Aylie se apresuró a tapar el hocico de Luna «esto sí que es mal momento» la despreció, mientras Luna cogía aire para volver a estornudar.
-¡No es culpa mía… tal vez sea polvo de hadas, no lo sé! – exclamó Luna, tapándose la nariz.
Aylie se quedó helada, y luego miró a Luna. Ahora todo estaba claro, ¡tenían una brújula escondida a plena vista!
-Si hay polvo de hadas… hay hadas… -Aylie sonrió satisfecha- ¡Estamos cerca, Luna! Tu alergia es la mejor señal – dijo Aylie emocionada mientras Luna se tapaba la nariz que le moqueaba – ¡Nos abrirás el camino hacia ellas olfateando!
Luna frunció el ceño. Primero Aylie la llamó caballo, luego trató de montarla y ahora quería que olisqueara…». «No soy un pastor alemán, ¿sabes?». Dijo y puso los ojos en blanco. Pero era una buena idea y, por el bien de la misión, accedió. Así pues, se encaminaron en la dirección que hizo que la alergia de Luna llegara al máximo y, una vez que los estornudos alcanzaron una frecuencia insoportable, Aylie cubrió el hocico de Luna con un pañuelo.

Alas de hada
Frente a ellos, imponentes paredes de energía se alzaban desde el suelo hasta el techo, dando forma a una jaula, y justo en medio de ella, una pequeña hada dormía. Aylie corrió hacia la prisión y susurró al hada, que abrió los ojos. Las paredes de la jaula emanaban una luz que parecía debilitante, una radiación que te iba debilitando poco a poco. Luna observó como la piel y el cabello de Aylie iban encaneciendo poco a poco, no era fácilmente perceptible, pero para una elfa portadora de magia, el tiempo y el espacio tenían un significado diferente.
-Aylie, tienes que retroceder… -dijo Luna -Algo… no está bien…
-Te sacaré de aquí -susurró Aylie al hada moribunda a lo que ella respondió con una débil inclinación de cabeza
Aylie corrió hacia su mochila y comenzó a buscar desesperadamente. Luna no perdía de vista la jaula y se dio cuenta de que empezaba a moverse hacia Aylie, inspeccionándola lentamente, como si estuviera viva. Aylie seguía concentrada en el contenido de la mochila, tratando de encontrar algo que pudiera ayudarlas, y por una fracción de segundo las paredes de energía se detuvieron, para luego envolver a Aylie en un electrizante abrazo, sujetándola con fuerza mientras era trasladada al interior de la jaula, junto al hada moribunda. Sintió que la piel le ardía, a lo que respondió con un grito desgarrador, pero el dolor era mucho más insoportable por las heridas que apenas podían verse, por la decepción de estar atrapada junto a la persona que no había conseguido rescatar.

Una sorprendida Luna se acercó a la jaula y se dio cuenta de que las paredes no estaban interesadas en ella como lo estaban en las hadas. También observó cómo el proceso de envejecimiento de Aylie se aceleraba y su piel se marcaba sutilmente con arrugas. «Por favor, Aylie, ¿cómo puedo ayudarte? Tiene que haber algo que pueda hacer» suplicó Luna, mientras una ausente Aylie se sentaba llorando, consolando al hada moribunda mientras daba su último aliento. La pequeña hada comenzó a descomponerse al instante, pero en lugar de pudrirse, se permutó lentamente en polvo de hadas, cada partícula flotando hacia el techo de forma pausada, hasta que llegó al tope y comenzó a desaparecer, y al desaparecer el polvo, las paredes de la jaula parecieron recargarse, brillando más que antes. Cuando miró al suelo, Luna se dio cuenta de que había una parte del hada que no se había convertido en polvo: sus alas. Luna suplicó de nuevo a Aylie que respondiera a su grito, y esta vez levantó la mano hacia su mochila. Luna vació la bolsa delante de Aylie, y todo su contenido quedó esparcido por el suelo. Después de unos segundos, Aylie por fin encontró lo que buscaba, era una bolsita negra. Luna volvió a guardarlo todo, y entonces vio algo que le llamó la atención, «¿por qué Aylie guardaría esto con ella?», pensó, pero entonces volvió a centrar su atención en la bolsita y la abrió para descubrir un brillante Cristal de Poder. Sintió su fuerza y decidió proceder igual que con el cristal de enfoque, pero esta vez dirigido hacia Aylie.
Luna lanzó el cristal contra la jaula con todas sus fuerzas, pero las paredes hicieron que rebotara hacia ella. «¿Tiene mente propia?». Pensó, y procedió a golpearlo con un guijarro; la jaula reordenó la mayor parte de su energía hacia el punto exacto donde el guijarro iba a impactar, dejando otras zonas de la pared vulnerables a un ataque. La piedra rebotó y Luna tuvo una idea. Encontró una roca más pesada y la lanzó hacia la jaula, y mientras la roca recorría su camino y las paredes se distraían preparándose para parar el ataque, ella lanzó el cristal de poder hacia otro punto de la pared. Esta vez, la jaula estrelló la roca en vez de lanzarla y entonces concentró la energía hacia el cristal de poder, pero cuando el punto de contacto se cargó, Luna también lo hizo, con su cuerno brillante, empujando el cristal dentro de la jaula, emanando luces cegadoras que hicieron que Aylie se tapara los ojos. Fue una corta batalla de Luna tratando de empujar el cristal hacia adentro, con todas sus fuerzas, y las paredes de la prisión de hadas manteniéndolo afuera, toda la magia concentrada en ese único punto causó suficiente presión que el cristal de poder no soportó, y se rompió en docenas de pedazos.

Luna se quedó helada de incredulidad, usó todo su poder, y la jaula estaba sin rasguños… y había trozos de cristal esparcidos por todas partes. Pero cuando Aylie se destapó los ojos, una sonrisa de satisfacción iluminó su rostro, un trocito del cristal cayó en el interior de la jaula, y eso fue más que suficiente. Lo sostuvo con ambas manos y absorbió su magia. Su tez empezó a mejorar y las arrugas que marcaban su rostro empezaron a desaparecer, reunió fuerzas para levantarse y llamó a su bastón de Elementalista que al igual que el martillo de Thor, siguió su mano como un pequeño clip sobre un imán. Al hacer contacto, golpeó el suelo con él y gritó con cada átomo de su ser «¡Exevo Ulus Tera!!!». Tentáculos de hiedra brotaron del suelo a una velocidad enloquecida y empezaron a ramificarse por las paredes de energía en círculo, y justo cuando tocaron el techo de la cueva, se precipitaron de nuevo al suelo, una explosión de tierra que destruyó las paredes que mantenían a Aylie, como a muchas otras hadas antes que ella, como rehén. Luna, toda debilitada, sonrió e intento levantarse sin éxito, Aylie le devolvió la sonrisa y corrió hacia su amiga, abrazándola y llorando, agradecida por todo lo que había hecho por ella.
-¿Soy una heroína después de todo? – preguntó Luna con una sonrisa pícara. Aylie sonrió y volvió a abrazarla -No quiero parecer entrometida, pero cuando inspeccioné tu mochila…
Aylie sabía exactamente lo que estaba a punto de preguntar. Levantó la cabeza hacia la jaula en ruinas, ahora sin paredes, y justo en el centro quedaron las pequeñas alas de hada. Las cogió y volvió a sentarse con Luna. Respiró hondo y abrió la mochila, encontrando al instante el polémico objeto: un frasco con alas de hada. Colocó dentro las alas del hada que acababa de morir y volvió a cerrarlo, luego miró de nuevo a Luna, que se limitaba a observar en silencio.

-Nací hada -hizo una pausa- y como todas las hadas, la pequeña Aylie soñaba con el día en que le crecieran sus propias alas y volara lejos de todo, tal vez incluso a dormir en una nube -le sonrió a Luna pero ella no le devolvió la sonrisa- de todos modos, nunca crecieron, lo intentaron… pero nunca lograron liberarse…. A veces me pregunto, si tuvo algo que ver la forma en que nací, de la magia y los hechizos, y no de una madre… – Aylie comenzó a lagrimear mientras sostenía e inspeccionaba el frasco – Entrené duro para convertirme en Elementalista, y simplemente olvidé todas las cosas que pude haber hecho o podido ser, y forjé mi propia vida, sin estar determinada por cosas que no podía controlar. No tuve madre, así que me convertí en mi propia madre y en una madre para el reino… Nunca tuve alas… y sabes, -se interrumpió- cuando un hada muere, todo, incluso la ropa que lleva puesta se convierte en polvo de hadas, pero las alas… permanecen… así que ¿qué quedaría de mí cuando muera?
-Tu legado permanecerá -interrumpió Luna -Salvaste este lugar una vez, y lo estás haciendo de nuevo. Sería triste que lo único que quedara de mí fueran un par de alas y no el amor y la gratitud de mi pueblo.
-Es mi deber protegerlos -Lloró Aylie -Y estas alas, son un recordatorio de todas las veces que no pude.
-Entonces no pudiste -Luna volvió a interrumpir -No deberías castigarte por cosas que están fuera de tu control, y como tú misma dijiste, solo concéntrate en lo que está en tus manos. Vamos a acabar con esto, y nunca tendrás que añadir otro par de alas a ese tarro, te lo prometo.
Aylie siguió llorando sobre Luna, ambas en silencio, y esto le abrió los ojos a Luna sobre lo mucho que tenían en común: los sueños que tenían, las metas que cumplían, las personas a las que deseaban proteger… Aylie miró a Luna y dijo «mi pesadilla acaba de hacerse realidad… aquella por la que preguntaste… añadir otro par de alas al tarro…» y fueron interrumpidas por un talismán de sueños que parpadeaba.

Un acertijo dentro de otro acertijo
Luna sostuvo el talismán y se concentró en Vanys, e incluso con la cantidad de ruido y estática, después de algunos esfuerzos, logró verle la cara. Parecía emocionado, como si acabara de tener un momento «¡Eureka!», y Luna siguió concentrándose en lo que decía, pero sólo pudo distinguir unas pocas palabras: «portal», «talismán», «jaula» y «mal».
-Escúchame -dijo Aylie, y una sonrisa iluminó su rostro-, soy la reina de los acertijos: quiere que coloquemos el talismán en la jaula que abrirá un portal al mal. ¡Voilá!
Tenía sentido, así que Luna siguió el plan de Aylie y no pasó nada. Se miraron y Aylie se encogió de hombros, entonces Luna recordó las largas paredes de energía, y cómo parecían estar alimentadas… «La fuente de energía de la jaula es la magia de las hadas…» dijo Luna. Aylie la miró un segundo y luego se dirigió hacia la jaula.
-¡Aylie, espera! ¡No me refería a eso! – exclamó Luna – Tengo una teoría; tenemos otra fuente de magia de hadas en nuestro poder… – Aylie comprendió al instante – Creo que no se descomponen porque contienen magia de hadas no destructible…
Aylie sostuvo el frasco de alas de hada con melancolía mientras Luna continuaba explicando su teoría, «eres toda una ingeniera glooth» bromeó Aylie, con profunda tristeza, y luego le entregó las alas a Luna.
-Te sorprenderían las cosas que uno aprende con Vanys – Luna sonrió, y luego miró las alas – Deberías hacerlo, te servirán para algo más que para quedarte en tu mochila…
Aylie asintió y caminó hacia la jaula. Colocó las alas alrededor del talismán, y se despidió, «seguís siendo parte de esta lucha, mis queridas hermanas, y cuando derrotemos a nuestro enemigo, ésta será también vuestra victoria», luego cerró los ojos y empezó a recitar un hechizo que Luna nunca había oído antes. Al recitar el último verso del hechizo, tanto el talismán como las alas empezaron a temblar, entonces un remolino de viento emanó del talismán creciendo desde el suelo hasta el techo, levantando las alas de hada en un giro mientras se transformaban en polvo de hada. Este polvo era diferente de los demás, pues cuanto más giraba, más chispas echaba, alimentando el talismán que, cuando se cargó por completo de energía, creó un pequeño tornado rosa que se desplomó sacudiendo el suelo y dejando un portal en su lugar. Las chicas caminaron hacia él, indecisas y confusas sobre lo que había al otro lado, cuando oyeron una risa maligna, y mientras intentaban buscar la fuente de un sonido tan malévolo, se volvieron y el portal había desaparecido.
De la nada, Raxias apareció ante sus ojos, mirándolas con curiosidad, y tras él un pooka retorcido saltó sobre su hombro, analizando también a las niñas.

-Quién lo hubiera dicho, una pareja tan dulce daría tantos problemas… -Raxias rió.
-¿Quién eres tú? – preguntó Aylie
-Oh, no te preocupes, querida, mi nombre no es importante -dijo Raxias mientras el retorcido pooka reía-, es lo que hago, y lo que ofrezco…
-¿Qué es? – preguntó Luna
-Las llaves del reino, de tu libertad, de tus sueños… pero debes ganártelas, solo jugando un jueguito conmigo… -dijo malévolamente Raxias
-¿Por qué íbamos a perder el tiempo contigo? Pareces un debilucho que difícilmente supondría una amenaza para nosotros – dijo Aylie mientras apuntaba hacia él con su bastón de Elementalista.
-Soy un enclenque, querida -se rió-, pero para pasar el portal primero debes derrotar al maestro de los acertijos… con tu ingenio y no con tus puños -y se rió con la pooka.
Aylie volvió a dejar su bastón y miró a Luna, ambas suspiraron «¿empezamos? No tenemos mucho tiempo» dijo Aylie.
-Oh, pero si tenemos -y volvieron a reírse -podríamos quedarnos aquí para siempre si no respondes a los acertijos…. Empecemos por mi favorito…
«Soy amigo de la luz, pero no tengo chispa,
espero a diario el último arco del sol,
No puedo ser visto, oído u olido, no dejo huella,
Y tus miedos bailarán cuando afuera esté…»
Luna y Aylie se miraron confundidas cuando Raxias terminó su acertijo. «Se te dan bien las adivinanzas, ¿verdad?». le preguntó Luna a Aylie en un susurro a lo que ella puso los ojos en blanco como respuesta. Estaban esperando en silencio a que les llegara la respuesta cuando Raxias sacó un pequeño reloj de bolsillo y encendió el cronómetro.
-Oh, dijiste que no tenías tiempo… un minuto será suficiente… -dijo mientras el retorcido pooka se reía retorcidamente.
«Un amigo de la luz pero no tiene chispa… no es fuego… espera a que el sol termine su rotación diaria… no se ve…». Luna pensó, y entonces recordó el momento en que abrió los ojos y sus miedos bailaban… los boogies… y entonces lo tuvo….
-¡Es la oscuridad! – Ella saltó – ¡»Y tus miedos bailarán cuando afuera esté oscuro»! ¡¡Esa es la respuesta!! – Luna respondió
-Muy impresionante… Acertaste una de tres… ¿estás lista para el siguiente acertijo? – preguntó con una sonrisa burlona, y las chicas asintieron con la cabeza
«Soy una esfera, pero no de ira,
A veces estoy llena, pero no tengo boca,
Tengo un lado oscuro, pero no me llaman Darth,
Soy el rey de la noche, pero no tengo ojos azules».
Y entonces hizo clic en su cronómetro. Esta vez Aylie sonrió con orgullo al conocer la respuesta: una esfera, a veces llena, con un lado oscuro, que reina la noche.

-Es la Luna -dijo Aylie emocionada
-Bien, bien… has conseguido 2 de 3… pero si fallas la última… has fallado… Sólo tendrás 30 segundos esta vez… es fácil ya ves… -sonrió malévolamente y el pooka retorcido le siguió -¿vamos? – asintieron las chicas.
«Estoy colgado en las paredes, pero no soy un cuadro,
Cuando me ves en la oscuridad, te tengo adivinando,
doy tu reflejo pero no tengo conexión,
Si me miras a la cara, soy alguien,
Si me miras a la espalda, no soy nadie»
Del techo se filtraban pequeñas gotas de agua, y el sonido distrajo a Luna. Dirigió su mirada hacia arriba y siguió la pequeña gota de agua hasta su destino final, un pequeño charco, que le mostraba un reflejo distorsionado de sí misma. Vio los morados, vio los marrones, vio las vallas de los establos transformándose en ramas electrificadas, igual que la jaula de las hadas, vio las nubes que saltaba y luego largas estepas limpias donde podía correr libre. Sintió la mano de Aylie en su espalda, como si le preocupara perderse de nuevo en una pesadilla, y entonces reflexionó sobre lo mucho que ambas tenían en común, y cómo sus propios pasados eran un reflejo el uno del otro. Se miraron y sonrieron, ambos tenían la respuesta, así que casi a coro Raxias escuchó como decían juntos «Espejo».
-¡Bien, bien -dijo sorprendido- ustedes señoritas son las orgullosas ganadoras de un viaje al infierno!!! ¿Debería decir «Bon Voyage»? – rió al unísono con el pooka – Habéis superado la pequeña prueba, pero se acerca una prueba mayor, y si sois lo suficientemente inteligentes, podréis encontrar el acertijo dentro de un acertijo, mi obra maestra… – miró al retorcido pooka y lo acomodó en su regazo – Aprobaréis… – dijo mientras teatralmente desaparecía en el aire, dejando en su lugar de nuevo el portal.
Y entraron en el portal.

El Señor de las Pesadillas
Aylie y Luna se encontraron en una sala vieja y polvorienta, con muebles grandes y extravagantes, paredes de piedra, telarañas por todas partes y poca o ninguna luz de luna filtrada a través de las vidrieras que se extendían desde el suelo hasta el techo. Mientras inspeccionaban el lugar, el portal por el que habían cruzado desapareció, y se miraron confundidos.

-Pronto se acabará… -dijo Aylie con esperanza
-O lo haremos… -susurró Luna para sí misma
Luego caminaron por un largo pasillo con paredes cubiertas de espejos que les recordaron el acertijo. Llegaron al final y se encontraron con dos pesadas puertas, cada una con un pomo demoníaco, compartieron una mirada de complicidad y luego empujaron las puertas con todas sus fuerzas, abriéndose de lado a lado, revelando el interior de la habitación… llena de nada más que oscuridad. Al entrar, la puerta desapareció, al igual que el portal anterior, y supieron que no había escapatoria, o vencían o morían.
Reinaba un silencio espantoso y una absorbente sensación de nada, no podían ver, sentir ni oír nada más que a ellos mismos… ¿oscuridad? Entonces recordaron el acertijo, pero no le encontraban sentido. Una niebla empezó a llenar el espacio con olor a azufre, algo les daba mala espina. Y entonces, de entre las sombras, empezó a surgir una criatura; un par de cuernos salieron de entre la niebla, seguidos de su cuerpo demoníaco, piel roja con grandes manchas negras, cuatro largas púas en la espalda, y unos ojos parecidos a los de un lagarto, verdes y alargados, que chispeaban al posarse sobre su presa. Caminó hacia las chicas, y las olfateó antes de romper su silencio «Y pensar que acabo de perder todos estos años alimentándome de hadas inútiles» se rió «y ahora el verdadero manjar llamó a mi puerta, el postre está servido»

Aylie sostenía su bastón con fiereza, mientras contenía las lágrimas para no mostrar su dolor, la responsabilidad de todo el sufrimiento causado a los de su especie estaba frente a ella. Luna estaba asustada pues nunca había sentido algo así, un vacío, una sensación de vacío, ella era una enviada de esperanza y sueños que se hacían realidad, pero a medida que el ser se acercaba a ellas, sentía como si la esperanza y los sueños comenzaran a evaporarse de su cuerpo.
-No me he presentado… -dijo mientras seguía acercándose a ellos- Soy Kroazur, pero algunos me llaman… el Señor de las Pesadillas…
Y al decir eso, en un parpadeo, desapareció. Aylie se giró hacia Luna y también había desaparecido… ¿se había comido a Luna? «¡¡¡Luna!!!» Empezó a gritar, buscándola en el vacío, y al parpadear de nuevo, estaba de nuevo con Feyrist. «¡¡¡Luna!!!» Siguió gritando mientras caminaba por los prados floridos de Feyristopia, y mientras su súbdito caminaba a través de ella, se dio cuenta de que no la veían, y que todos caminaban en la misma dirección. Les saludó a la cara mientras seguían caminando, así se dio cuenta de que ella no existía. Se unió a ellos en la peregrinación y fue entonces cuando lo vio… Maelyrra removía en una olla mientras todos miraban «pétalos de rosa, para que ella tuviera un corazón afín…» y supo lo que era: una pesadilla… «¿Cuándo me crecerán las alas??» Preguntó una joven y desesperada Aylie a Maelyrra… Todo estaba pasando tan rápido… toda su vida ante sus ojos y sabía hacia dónde se dirigía… vio el polvo de hadas y las alas permanecer… el llanto de sus hermanas hadas… «¿cómo me despierto? » se preguntó… y entonces vio a Taegen consolándola, «Eres fuerte mi Reina, nos mantuviste a todos a salvo… nunca olvides quien eres» y le entregó una cosita… ella entonces la risa de Raxias de fondo… «un acertijo dentro de un acertijo…. » repitió sus palabras y entonces volvió a mirar a Taegen y la cosita que le entregaba… y todo cobró sentido… un acertijo dentro de otro acertijo… el vacío empezó a consumir de nuevo a Feyrist, pero aún podía ver a Taegen y a ella misma desenvolviendo el regalito que le había dado… Oscuridad… Luna… Espejo…

Aylie metió la mano en el bolsillo y sintió lo que había estado allí todo el tiempo: un Espejo de Luna Oscura. Cuando lo sostuvo frente a ella y miró su propio reflejo, vio como todo a su alrededor era tragado por la oscuridad y ella estaba de vuelta en la habitación vacía.
Una Luna lastimada estaba atada, con el púrpura desgastándose de su pelaje y su hermoso cuerno descascarándose. Miraba a Aylie, llorando, y a medida que caían de sus ojos, más púrpura se desvanecía. «Luna…» dijo y se preparó para lanzar un hechizo curativo cuando Kroazur cargó rápidamente hacia ella.
-Mira quién ha vuelto de sus pesadillas -se rió mientras Aylie intentaba ponerse en pie-, la Reina de los Sueños Amenazados -volvió a cargar lanzándola con fuerza. Cuando intentó cargar por tercera vez, ella lanzó una fuerte onda de hielo que él logró esquivar. Era rápido, se dio cuenta Aylie, así que necesitaba confundirlo de alguna manera.
– «Utevo res energía elemental» -lanzó-, «Utevo res ina energía elemental», «Utevo res energía elemental» -ella y sus invocaciones corrieron hacia él, que esquivaba cada vez que le embestían. Y justo cuando se distrajo un segundo atacando a uno de los elementales, Aylie ató el Espejo de la Luna Oscura a su bastón, y lo lanzó hacia Kroazur, como un paladín haría con una lanza. Le golpeó, y él aulló y gruñó de dolor, antes de sacarse el bastón del hombro. Se preparó para cargar una vez más contra Aylie cuando una debilitada Luna puso todas sus fuerzas en invocar su magia de unicornio y lanzó un poderoso ataque que salió de los restos de su cuerno escamoso.
Kroazur rugió con toda la fuerza de sus pulmones, cegado por la rabia, para lanzarse de nuevo contra Aylie resistiendo el ataque continuado de Luna. Mientras se acercaba, Aylie levantó la mano llamando a su bastón. Luna lo vio todo a cámara lenta mientras el hechizo drenaba su cuerpo, Kroazur corría, y justo cuando estaba encima de Aylie, el báculo hizo contacto con sus manos, para que ella lanzara un Invierno Eterno.

– «Exevo Gran Mas Frigo» -y justo cuando lo entonaba, una ventisca furiosa se abalanzó sobre Kroazur, congelando cada átomo de su cuerpo demoníaco. Se congeló en el aire y se estrelló contra el suelo. Todo lo que quedaba de Kroazur, señor de las pesadillas, eran diminutos fragmentos de hielo esparcidos por la nada y la oscuridad que reinaba.
Aylie también cayó al suelo, herida, y mientras agarraba algo de aire, se arrastró hasta una Luna desvanecida. Había escamas púrpuras a su alrededor, y su cuerno había desaparecido por completo, dejando sólo una cicatriz circular en su frente. Luna temblaba, fría y asustada. Aylie también estaba dolorida, pero cogió su túnica y cubrió a Luna con ella, como había hecho en el pasado, y recostó la cabeza sobre ella. Ambas permanecieron en esa posición durante un rato, en silencio, agradecidas por seguir vivas, pero afligidas por todo lo que habían perdido en el camino.
– «Exura gran mas res» – lanzó Aylie, y las heridas de ambas comenzaron a sanar lentamente – tenemos que irnos de este lugar.
Luna asintió y así lo hicieron, abandonando la guarida del Señor de las Pesadillas.

Finales y comienzos
Luna se despertó, todavía dolorida por las heridas que le había dejado la batalla, y con los recuerdos dispersos. Intentó incorporarse pero no pudo, y decidió quedarse tumbada un rato más.
-¡Mira quién ha vuelto de su sueño reparador! – exclamó Aylie -¿Cómo te sientes?
-Cansada -dijo Luna y dirigió su mirada hacia un espejo que colgaba de la pared. Quería mirarse.
-Bueno, ya puedes llamarte oficialmente nuestra salvadora – sonrió Aylie, pero la melancólica vista de Luna seguía fija en el espejo.
Un orgulloso Vanys irrumpió en la habitación y puso su mano en la frente de Luna levantando la venda y aplicando un poco de poción antes de volver a ponerla en su sitio. Sonrió a Luna y le dio unas palabras de ánimo pero ella siguió en silencio, pensando en todas sus pérdidas.
-Oh, por favor querida, anímate -le dijo- has sobrevivido a algo que no muchos habrían sobrevivido, así que por favor sonríe…
Luna fingió una sonrisa y bajó la mirada, solo quería que la dejaran en paz.
-Por cierto, sobre tu cuerno… -dijo Vanys y obtuvo toda la atención de Luna -¡si descansas, y sonríes! ¡Volverá a la normalidad, al igual que tu pelaje y tu magia! No tardarás en volver a montar en las nubes, ¡así que intenta animarte, por favor! – preguntó Vanys antes de salir de la habitación.
-¿Volveré a tener el mismo aspecto? – le preguntó Luna a Aylie con una sonrisa, a lo que ella respondió dándole un espejo. Al ver que recuperaba su color y su cuerno, Luna suspiró aliviada.

-¿Quién es Palomino? ¿Es tu novio? – preguntó Aylie descaradamente
-¡Eww, no! Él es mi papá -respondió Luna, y bajó la mirada
-¡No sabía que tenías familia! ¿Quieres que los llame?
Luna se quedó callada un rato y recordó cómo había escapado de los establos. Miró a Aylie, avergonzada porque sabía cómo anhelaba tener una mamá, y ella, que tenía un papá, lo abandonó sin pensar. Aylie se dio cuenta de que Luna estaba incómoda y le dijo que no pasaba nada si no quería hablar de ello.
-Bueno… es que… estoy avergonzada… -Luna sollozó -Creo que le hice daño a mi papá… sólo quería ser libre… -Luna abrió su corazón a Aylie; habían pasado por mucho juntas y era hora de contarle su pasado -Palomino me encontró cuando era un potrillo… mis verdaderos padres eran caballos salvajes. Estábamos vagando por Thais cuando un grupo de trolls nos atacaron y los mataron… y justo cuando estaban a punto de comerme, Palomino me encontró y me salvó… Me llevó a su casa, me alimentó, me cuidó… y cuando crecí lo suficiente, me trasladó a los establos… Yo seguía siendo su favorita, creo, pues siempre me daba golosinas cuando los otros caballos no estaban mirando… – Luna sonrió al recordarlo: su negocio consistía en alquilarnos para que los niños pequeños nos montaran… a los otros caballos les parecía bien, pero a mí no… por mis venas corre sangre de caballo salvaje… así que una noche se olvidó de cerrar la valla, y eso fue todo, me fui y nunca miré atrás.
Aylie escuchó la historia en silencio, mirando a Luna con empatía, pues ahora comprendía de verdad de dónde venía. Y ese amor por la libertad, ella podía relacionarlo, y no podía culparla por irse, pero al mismo tiempo, sabía que algo más la molestaba.
-Bueno, está claro que has estado mirando atrás… Le llamas en tus sueños… Quizá haya una razón para ello… No digo que vuelvas a esa vida, pero añoras tu hogar, añoras a tu padre y sus golosinas, el calor de su chimenea… Yo nunca tuve eso… Tuve gente que me quería y me admiraba por lo que significaba para Feyrist, pero nunca por lo que yo significaba para ellos…
-Significas mucho para mí… Eres mi mejor amiga -le dijo Luna a Aylie, y ambas sonrieron, con lágrimas corriendo por sus ojos, a lo que Aylie le dijo a Luna que también era su mejor amiga.

Al cabo de unas semanas, Luna estaba completamente curada y no se le veía ni un solo rasguño en el cuerpo. Llamaba a las nubes y se montaba en una, para luego saltar a la siguiente. Aylie la observaba desde el suelo, aplaudiendo emocionada, y una alegre Luna bajó.
-Deberías venir conmigo -dijo Luna.
-¿A dónde? – preguntó Aylie confundida.
-A las nubes, tonta -se rió Luna.
-Pero yo no tengo alas… no puedo volar…
Luna sonrió y le indicó a Aylie que se subiera. Aylie no se lo podía creer, la poderosa unicornio que nunca sería montada la estaba invitando a dar un paseo. Aylie saltó a lomos de Luna sin pensárselo dos veces y ambas surcaron los cielos y saltaron sobre las nubes, y Aylie por fin sintió lo que significa volar, el viento en la cara, el pelo alborotado… todo ello… por fin pudo experimentar lo que se había perdido toda su vida. Y cuando descendieron llegó el momento de despedirse. Lloraron, se abrazaron e intercambiaron muestras de su mágica amistad, nada separaría esos corazones, los recuerdos que crearon juntos durarían el resto de sus vidas.

 

Luna sabía que tenía una última cosa que hacer antes de volver a su nueva vida normal, así que se subió a una nube y visitó el lugar donde conoció el amor incondicional. Mientras descendía por los cielos, se encontró con unos establos vacíos, y pensó que tal vez Palomino se había olvidado de volver a cerrar la valla. Entró en la casa y estaba completamente vacía, como si alguien la hubiera asaltado hace tiempo, algunas cosas rotas, polvo por todas partes, telarañas… ni rastro de Palomino.
Buscó por todo Mainland, de Thais a Venore, de Ab’dendriel a Carlin… pero nadie sabía nada de Palomino. Y mientras pasaba por las Colinas de Femor, sumida en su propia tristeza, una caravana pasó a su lado. Caballos libres galopando juntos, corriendo libres, uno tras otro en una línea perfecta, parecían felices, y al cruzarse en su camino, vio que el último caballo tenía jinete: Palomino.

 

Ella galopó, sonriendo, y sus miradas nunca se cruzaron, él cuidaba de sus caballos como siempre lo había hecho, pero algo era diferente esta vez, los dejaba correr libres en lugar de mantenerlos en un establo. Siguió a la multitud hasta que se detuvieron en Northport. Palomino se detuvo para dar de comer a los caballos y para ver si alguien estaba interesado en montar con ellos. Luna estaba temblando, avergonzada y temerosa de que no la reconociera, se acercó a él, y cuando la miró, sus ojos estallaron en lágrimas, «Mi Juna» gritó, «mi hermosa Juna», saltó sobre ella y la cubrió en un fuerte abrazo mientras ella también empezaba a llorar

-Es Luna ahora -le dijo a Palomino, sonriendo tanto como llorando.
-Es Luna entonces -sonrió -te busqué, por toda Tibia, busqué en cada ciudad, en cada pueblo, en cada montaña… Y seguíamos buscando…
-Estaba perdida… Y entonces… bueno… me convertí en Luna…
-Un unicornio -dijo Palomino con orgullo -ahora tu exterior hace juego con tu mágico y especial interior -dijo mientras le ponía la mano justo en el corazón -un corazón tan puro, tan bondadoso…
-Lamento haberme ido… Debí haberte dicho lo que sentía…
-Y debería haber visto que no eras feliz… Yo también lo siento… Nunca más intentaría retenerte… Estés donde estés, vayas donde vayas, tienes una familia…
Luna sollozó, pues ahora lo sabía, por fin era libre

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